domingo, 5 de enero de 2014

Doña Carmen Benavides

Revista de Ciencias Veterinarias, marzo 2004

Por: Wilfredo Pérez Ruiz (*)

A través de estas líneas deseo evocar el legado de Carmen Benavides Barreda, fundadora del Parque de Las Leyendas, encargada de la cuarentenaria durante casi 20 años y, además, una dama entregada a la protección de la vida animal en nuestro país.

Hija de Alfredo Benavides Diez Canseco y Carmen Barreda Bolívar, nació en Miraflores el 15 de febrero de 1919. Fue la tercera de cinco hermanos (Alfredo, Felipe, Teresa e Isabel) Transcurrió su educación en Francia y Gran Bretaña (donde su padre fue embajador). Desde su infancia estuvo rodeada de monos, gatos, perros, loros y un zorro que eran sus engreídos. Estando en Europa se interesó por las organizaciones proteccionistas.

Al volver al Perú en 1947, inició una cruzada que contribuyó a levantar la Sociedad Protectora de Animales del Perú “San Martín de Porres”, fundada por el pionero de la aviación civil en el Perú, Elmer Fauccett. Tiempo después fue elegida presidenta y logró obtener –gracias a la generosa colaboración del alcalde de San isidro, Augusto Dammert León- un terreno para construir el anhelado refugio de animales.

Gestionó oportunamente una adecuada legislación en relación al tema de su permanente inquietud. El presidente Manuel Prado Ugarteche firmó un decreto supremo reglamentando la protección animal. Finalmente, sus clamores fueron escuchados.

Dedicó sus energías al cuidado de los animales y su entrega no conoció límites. La llamaban muchas veces a media noche para avisarle de un caballo herido en una carretera o de un perro atropellado. Salía en su auto en busca de un veterinario que siempre le ayudaba. Asimismo, salvaba la vida de personas amenazadas por rabia y vacunaba a nuestros “hermanos menores” en los pueblos jóvenes.

El presidente Fernando Belaunde Terry (1964) le encargó la jefatura del zoológico del Parque de Las Leyendas (permaneció hasta unas semanas previas a su fallecimiento el 25 de junio de 1982), ha donde llegaba a las siete de la mañana y salía en avanzadas horas de la noche.

Durante mucho tiempo sufrió debido a la disminución de las partidas presupuestales otorgadas al parque por el Servicio de Parques (Serpar). En múltiples oportunidades aportaba (de su propio peculio) medicinas para la cuarentenaria. La sobrevivencia del zoológico en los últimos 13 años antes de su deceso, se debió a su empeño en ofrecer a la niñez la felicidad de visitar tan importante espacio recreacional y educativo.

Como acertadamente señaló María Tellería Solari, en su artículo “Los Benavides y el parque”, (Expreso, 22 de febrero de 1991): “Se convirtió en el ángel protector de los animales del parque, preocupándose por su alimentación y cuidado, incansablemente, sin atender horarios ni nada. Sólo la muerte pudo cortar esta vida de arduo trabajo y sacrificio por su “hermanos menores”.

Dejó testimonio de verdadero amor por los seres creados por Dios y como San Francisco de Asís (proclamado “Patrono celestial de los ecologistas” por el Papa Juan Pablo II en 1979) dio muestra de un respeto auténtico y pleno por la integridad de la creación. Fue amiga de los pobres y protectora de los animales, y siguiendo la huella de Asís, estuvo en paz con Dios. Su ejemplo de vida y su noble recuerdo permanecerán vinculados al Parque de Las Leyendas, al que dedicó con generosidad sueños, desvelos e ilusiones.

(*) Docente, conservacionista, consultor en temas ambientales, miembro del Instituto Vida y ex presidente del Patronato del Parque de las Leyendas – Felipe Benavides Barreda. http://wperezruiz.blogspot.com/

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